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Aunque Dardot trabaja con soportes tan diversos como el video, fotografía, ediciones, escultura, pintura, acciones de gran escala e instalaciones de sitio específico, podríamos decir que su principal medio son las palabras. Podemos entender la pieza El origen de la obra de arte, 2002, como una suerte de arte poética que guía la producción general de la artista: montones de macetas de cerámica con forma de letras, tierra, 12 tipos distintos de semillas e instrumentos de jardinería forman una instalación que invita al espectador a participar componiendo palabras u oraciones para ser distribuidas en un jardín. El título de la pieza hace referencia a una conferencia del filósofo alemán Martin Heidegger (1889-1976), proferida en 1936, en la que el pensador plantea acercamientos entre los conceptos de arte, verdad y ser, sugiriendo que deberíamos comenzar por entender la obra de arte como una entidad que nos revela algo a partir de su existencia. El ser-obra seda en la apertura de esta hacia alguien que la contempla; es justo ahí donde su verdad emerge.
En este y otros trabajos, Dardot no solo mantiene un interés en el lenguaje escrito como materia prima, sino que asocia su investigación a las prácticas de la escritura y la lectura como medio de socialización de las ideas y como un modo de estar políticamente en el mundo. Ampliando la idea de Heidegger, lo que está en juego aquí no es tanto la obra como revelación de una verdad sino como posibilidad de realización y comunicación de una idea que se insertará en un flujo cambiante a partir de su contacto con los otros: la felicidad del lenguaje. El alfabeto creativo de Dardot está vivo y con él tenemos la posibilidad de sembrar oraciones que nunca existieron.
Marilá Dardot vive y trabaja en la Ciudad de México.