La obra de Gonzalo Lebrija es siempre fronteriza, se ubica en la línea justa de encuentro entre la vida y la muerte, la vulnerabilidad y el poder, lo efímero y lo eterno, lo conceptual y lo poético. Su trabajo se centra en la experiencia del instante decisivo, preciso y detenido, construyendo situaciones en las que dispone del tiempo como materia prima, utilizando la determinación irremediable de la fotografía y la posibilidad de cambio del video como principales medios. Coches que caen en el agua, armas que se encuentran contra el piso, peces espada que se incrustan en fachadas de edificios, muestra todos el momento exacto del impacto entre un objeto y una superficie, un momento de equilibrio. Lebrija trabaja continuamente en el punto final de lo real, transformando la imagen capturada en una fuente de tensión visceral y llena de  misterio.

En otro orden de ideas, la obra de Lebrija se aproxima también al tema de la cotidianeidad desde un punto de vista lúdico, diseccionando las estructuras sociales y culturales que la sostienen. Por medio de gestos que podrían parecer ingenuos, el artista hace evidente la contingencia de las instituciones que proporcionan solidez a la vida cotidiana; traduciendo las dinámicas burocráticas y capitalistas a juegos infantiles.

Lebrija vive y trabaja en Guadalajara, México.